«Las joyas de las reinas deberían estar expuestas, son obras de arte y guardan mucha historia»
NIEVES HERRERO
Periodista y escritora

Nieves Herrero supo desde muy joven que lo suyo era escribir, pero en su vida se cruzaron la radio y después la televisión, imprimiendo un ritmo frenético a su profesión que apenas le dejaba tiempo para la literatura. Hace unos años empezó a encontrar ese tiempo, y aunque sigue al pie del cañón en la radio con un programa en Onda Madrid, acaba de publicar su décima novela, El joyero de la reina (Ediciones B). Repasa la vida de Victoria Eugenia, esposa de Alfonso III y bisabuela del actual rey Felipe VI. Y lo hace a través de sus joyas, descubriendo su significado, su valor más allá del monetario. Cómo, de reina en reina, han llegado hasta Letizia, que las sigue luciendo.
Como periodista, ¿tiene la necesidad de escribir más allá de lo que su trabajo en los medios le requiere? ¿Cuándo se dio cuenta que no le bastaba con hacer radio, televisión o prensa escrita?
El origen de todo está en una profesora de Literatura. Me decía que yo tenía que escribir, y que había una profesión, el periodismo, en la que se escribía. Yo hice Periodismo por eso, aunque ya escribía poesía y cuentos. Así que pude dedicarme a escribir empezando por la prensa, aunque luego me enamoré de la radio, con Tico Medina, y luego llegó la televisión con Jesús Hermida. Pero el origen de todo fue escribir, algo que quedó parado por la dinámica de la profesión, de la noticia, del día a día… ya no tenía tiempo. Estando en Radio Nacional se dio la circunstancia de que una editorial me pidió un primer libro, y así empecé con las novelas. Si no igual no hubiera empezado en el mundo de la literatura. Luego un libro me llevó a otro en una dinámica que no he podido parar y que no he querido parar. Acabo un libro y ya tengo documentación e investigo para otro. Escribir es ya un veneno para mí, es una necesidad y, ahora mismo, estoy sufriendo porque no estoy escribiendo. Tengo esa sensación de que el tiempo pasa rápido y los libros se tardan mucho en escribir, y tengo muchas ganas de sacar todo lo que está en mi cabeza. Pero todo empezó con una profesora, y es que un profesor hace mucho por la vocación de un niño.
¿Cómo se dio cuenta de que detrás de esas joyas reales y de la reina que las portaba, Victoria Eugenia, había una novela?
Me gusta mucho el siglo XX, porque me permite combinar mi amor por la profesión periodística de investigar con la escritura. Me encanta la parte de investigar, de encontrar datos, de buscar cosas nuevas de un personaje o de una historia. Me gusta poder descubrir algo o hablar de algo que sea novedoso. Además, abordar esos temas me permite hablar con personas que vivieron determinados momentos y que conocieron de primera mano a los personajes, de los que además se puede indagar en busca de documentación en publicaciones y archivos. Por ejemplo, de Victoria Eugenia, se ha hablado mucho, pero de su joyero se ha hablado muy poco. Tuve la suerte de conocer a un artesano de los Ansorena, los joyeros reales, y luego conocía la familia Ansorena y me di cuenta de que tenía material nuevo para poder hacer una novela.
Un relato novelado, basado en la historia, pero en el que deja espacio a la ficción.
Las cosas que se dicen cuando hay diálogos, que son ficción, están basadas en cosas que han sucedido, cosas que han dicho los reyes o los personajes, o que han dicho sus descendientes. He creado personajes que están alrededor de los principales que sé que han estado cerca, que existieron ese tipo de personajes, pero que son ficción. En la novela mandan los personajes de los que tenemos sus vidas muy documentadas, de los que he leído muchas crónicas de la época; y luego hay personajes que están alrededor de los que me he tenido que inventar sus vidas porque no hay nada documentado. Personajes o hechos de los que apenas hay dos o tres datos sobre los que luego se elabora esa parte de la historia o la vida del personaje.
Y además ha podido hablar, entre otros muchos, con descendientes tanto de la reina como de los Ansorena.
Eso es fundamental, y por eso lo que decía antes de buscar historias del siglo XX. Mira, hace pocos días me he encontrado al bisnieto de Victoria Eugenia, que es Alessandro Lequio. Se ha leído el libro y me ha dicho que le ha gustado mucho. Para mí eso dice un montón, porque piensa que él sí que ha conocido a su bisabuela, y para mí es muy satisfactorio. Yo he hablado con él para este libro y le pregunté muchas cosas, porque hay cosas que no están en los libros ni las crónicas. Para hacer un personaje he tenido que conocer cosas que me las han contado desde dentro. Por eso me gusta mucho la labor periodística. Poder estar con gente que ha conocido a esos personajes reales es una maravilla, puedes ir tirando del hilo para conformar la historia y completar la parte no documentada.
¿Qué es lo principal que aportó Victoria Eugenia a la historia de España?
Yo creo que lo principal fue un trabajo en la sombra para el regreso de la monarquía a España. Ella estuvo trabajando mucho cuando murió Alfonso XIII para que su hijo, Juan de Borbón, regresara a España al acabarse la Guerra Civil. Alfonso XIII pensaba que iba a regresar, pero eso se prolongó, luego murió, y la reina trabajó para que su hijo regresara. Pero Victoria Eugenia se dio cuenta perfectamente de que su hijo no iba a ser el rey, así que siguió con su nieto e incluso con su bisnieto Felipe. Después del exilio de 38 años regresó a España para el bautizo de Felipe con el único objetivo de que regresara la monarquía. Al bajar del avión le hizo una reverencia a su hijo, como diciéndole: “Tú eres el sucesor, tú eres el que tienes que reinar”, pero sabía que Franco no iba a aceptar. Entonces aquí hay dos versiones que reflejo en el libro. Unos dicen que la reina le dijo a Franco que tenía tres para elegir -Juan, Juan Carlos y Felipe- y otras voces dicen que no fue así. Yo quiero pensar que a lo mejor las dos versiones tienen parte de razón, y creo que de alguna manera la reina sí que apretó a Franco. De hecho, fue morir ella e inmediatamente después designó a Juan Carlos sucesor. Creo que era una promesa que le había hecho Franco a Victoria Eugenia. Ella no lo vio porque murió apenas un año después de esa visita a España.
Vino al bautizo del actual rey, Felipe VI, ¿verdad?
Sí, y creo que si no hubiera sido por el bautizo de Felipe probablemente no hubiera vuelto a España. Ella tenía clavada la espinita de que creía que los españoles no la querían, pero cuando llegó a España sin embargo vio que literalmente el pueblo español se echó a la calle. Desde Barajas al Palacio de Liria la acompañaron aplaudiendo. Ella no se lo esperaba y creo que se murió con esa enorme satisfacción de los tres días que pasó en España. Por eso también este libro pretende en cierto modo rescatar a una mujer injustamente olvidada de nuestra historia.
Hablemos de joyas. ¿Sigue existiendo en la Zarzuela la figura del joyero real, que en la novela está muy bien explicada con Ramiro García-Ansorena?
Sigue existiendo un grupo de personas encargadas de todo lo que es ese patrimonio. De todas formas, los Ansorena siguen siendo joyeros reales. Por ejemplo, la única tiara que ha regalado Felipe VI a Letizia la han hecho los Ansorena. Fueron joyeros de Isabel II, de María Cristina, de Victoria Eugenia, de Sofía y siguen siendo los joyeros de Letizia. Pero hay otros joyeros también.

La reinas Victoria Eugenia, Sofía y Letizia con la tiara Flor de Lis (abajo en detalle).
Una tiara que, sin ser poca cosa, nada tiene que ver con las que lucía Victoria Eugenia y otras reinas anteriores.
Ahora las joyas son más austeras, la tiara de Letizia es de platino, pero tiene perlas australianas y brillantes, pero no tiene esos excesos que tenían las coronas de antes. Ahora mismo son impensables por el precio que pueden tener.
¿Son Patrimonio Nacional o solo de las reinas?
Hay joyas que han recibido las reinas de su familia. Por ejemplo, la reina Sofía tiene joyas que le regaló su familia griega, y le pertenecen. Pero estoy segura de que algunas de las coronas, aunque pertenezcan a la reina Sofía van a acabar en manos de Leonor, porque tienen una historia familiar y Leonor es la heredera. Habrá joyas del joyero de la reina Sofía que acabarán siendo otras joyas de pasar, como ya inició el camino Victoria Eugenia dejando una serie de joyas para que no se perdieran. Las joyas de pasar ahí siguen porque la voluntad era que vayan de reina en reina, lo que las preserva de que no acaben en subastas. Es una manera de protegerlas porque eran especiales.
¿Podemos ver los españoles algunas de las joyas de las que habla en la novela, al igual que en la Torre de Londres se exhibe la valiosa colección de la monarquía británica?
Me encantaría, pero mira, yo he intentado ver esas joyas y no he podido. Me he tenido que conformar con fotografías. Creo que, igual que la monarquía británica las expone y las puede ver todo el mundo, aquí también se tendrían que poder ver. Es algo que se mantiene muy cerrado, muy oculto. No obstante, son como cuadros, si un cuadro tiene valor y todos lo admiramos, yo creo que también esa orfebrería, esa artesanía que se hizo durante muchos siglos es digna de admirar. Las joyas reales no son solo tradición, significado histórico y significado para las reinas que las portan, sino que también son arte, también tenemos que verlas desde este punto de vista.

La reina Letizia con joyas de Vitoria Eugenia y María Cristina, entre ellas la perla Peregrina.
¿Qué tal portadora de joyas es la reina Letizia?
No luce demasiada joya, pero la reina Letizia selecciona muy bien cuando se pone determinadas joyas, siempre, creo, con cierto significado. Hemos visto hace poco en una recepción oficial, en una cena de gala en el Palacio Real, que ha llevado algunas de las joyas más significativas. Fíjate que incluso más de una persona me ha dicho más que a raíz de la publicación del libro tal vez ha querido sacar esas joyas dando valor a su significado. Creo que en esa recepción había un guiño a los antepasados de la Familia Real, lució algunas joyas muy significativas de María Cristina y Victoria Eugenia, la famosa perla Peregrina entre ellas.
Sí, perla de la que cuenta su historia en el libro, muy curiosa, por cierto. Esa fue una de las joyas que ‘se salvó’ de alguna venta que tuvo que hacer Victoria Eugenia ¿no?
Sí, tuvo que vender joyas. Y es que yo creo que los reyes regalan joyas a las reinas porque las joyas tienen varias vidas. Está la vida de ponértela en el momento. También la vida de la reforma, que es algo que hacen mucho las reinas para transformarlas. Y luego, hay una vida que para muchas reinas ha sido fundamental, que es la vida en el exilio. Son de gran utilidad y, por ejemplo, se dice que Victoria Eugenia pudo comprar en Lausana, Suiza, la Vieille Fontaine gracias a vender varias joyas y a la ayuda de amistades. Las joyas han sido una especie de seguro para las reinas. Además, han permitido a muchos descendientes de reyes y reinas mantener un nivel de vida alto en determinadas épocas. Así que las joyas han hecho también ese papel de subsistencia a todos los reyes, incluida Isabel II, que empeñó varias joyas que luego sus descendientes tuvieron que recuperar, entre ellos Alfonso XIII, que eligió esa perla Peregrina de la que antes hablábamos.
Las doce campanadas
Sitio más bonito de Madrid. Paseo del Prado.
Una tarde cultural en… Perdida en el Museo del Prado, el Reina Sofía o el Thyssen.
Un lugar para comer bien. Sal negra, de un gran amigo mío.
Su monumento preferido. La Puerta de Alcalá.
¿Se ha comido alguna vez las uvas en la puerta del Sol? No, pero las preuvas sí. La Nochevieja siempre en familia, y me han propuesto por trabajo hacer las campanadas pero siempre pedí estar con mi familia.
Un plato, alimento o producto madrileño. El cocido, me encanta la sopa y los garbanzos, pero en la parte más consistente flojeo, que soy de comer muy poquito.
Una calle. La Gran Vía. Allí han pasado muchas cosas y es el Broadway español, y está Chicote, que tiene mucha historia.
Cibeles, Neptuno, u otra fuente para los triunfos deportivos. No soy nada futbolera, parte de mi familia es de celebrar en Cibeles, pero estoy casada con un atlético, así que miro a Neptuno desde hace tiempo con mucha simpatía.
Sitio desconocido de Madrid al que llevarías a un extranjero. Siempre que viene alguien de fuera les llevo a El Retiro, luego a la Puerta de Alcalá y hasta Cibeles. Y a Chicote, a Lhardy… este tipo de sitios tan emblemáticos y especiales. Y a tomar un vermú de sifón, y al Rastro, claro… hay tantas cosas.
Canción que te recuerde a Madrid. Pongamos que hablo de Madrid, de Antonio Flores.
¿Ha bailado un chotis? Claro, soy muy bailona, me he marcado un chotis cerca de la ermita de San Isidro. Como he ido a hacer varios programas allí con Onda Madrid, cada vez que estoy me bajo con algún chulapo y me marco un chotis, me encanta. Además lo hemos cantado para la radio. (Puede verse aquí el vídeo).
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad? Además de la luz especial que tiene, lo que Madrid tiene es la amabilidad. Tiene la rapidez y la prisa para todo, que es problema y virtud a la vez, pero sobre todo tiene la enorme simpatía de la gente que vive en Madrid, sean o no de aquí. El no preguntarte jamás de dónde eres. Todo el mundo cabe en Madrid.
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