Miguel Labrador: «Es probable que hace tiempo existiera una civilización aún más avanzada que la sumeria»
MIGUEL LABRADOR
Escritor

Miguel Labrador (Teruel, 1977) es escritor, aunque durante la mayor parte de su vida ha trabajado como piloto comercial. Su profesión le ha permitido viajar por todo el mundo y dedicarse a una de sus grandes pasiones: documentar los grandes misterios arqueológicos de la humanidad. Esta afición por lo oculto le ha llevado a escribir artículos para Año Cero y la Sociedad Española de Antropología y Tradiciones Populares, así como a participar en algunos programas de Onda Cero y Radio Nacional de España. Hablamos con él sobre su primer libro: Las piedras de los dioses (Planeta), en el que expone su teoría sobre la existencia de una civilización anterior a los sumerios.
Las piedras de los dioses se basa en la premisa de que en algún momento de la historia existió una cultura mucho más antigua y avanzada que la sumeria. La mayor parte de la comunidad arqueológica internacional considera que esta última fue la primera gran civilización de nuestro planeta… Tú no piensas lo mismo. ¿Por qué?
Sí, casi todos los expertos están convencidos de que el concepto de civilización surgió en Sumer. Eso es lo que a mí me enseñaron de pequeño en el colegio. Pero yacimientos como el de Göbleki Tepe han roto ese paradigma, y demuestran que es probable que hace tiempo existiera una civilización aún más avanzada que la sumeria.
Es imposible que el hombre de las cavernas, que solo era capaz de pintar con sus manos y de cultivar los alimentos mínimos para subsistir, pudiese levantar esas edificaciones de 10 toneladas y trabajar sobre sus paredes los elaborados relieves que las caracterizan.
Se calcula que la fecha de datación más temprana para estas construcciones es la del 9600 a.C. Yo estoy convencido de que iremos encontrando restos de etapas muy anteriores con el tiempo, porque hace unos 12.000 años, hacia el final de la Edad del Hielo, se produjo una súbita subida del nivel del mar de más de 100 metros que hundió casi todos los asentamientos de la época.
Las pruebas que nos han quedado tienen forma de piedra, y es posible detectarlas gracias a ciertos patrones arquitectónicos que se repiten a lo largo de todo el mundo.
Alegas que los miembros de esta hipotética civilización habrían viajado por todo el planeta. ¿Podrían haber tenido las habilidades y la tecnología necesarias para moverse a través de grandes masas oceánicas?
En Las piedras de los dioses explico que la inundación que hizo desaparecer a tantos pueblos antiguos se refleja en cerca de doscientas tradiciones culturales. Por ejemplo, en la Biblia aparece bajo el nombre del Diluvio. Y gentes como los celtas, los indios hopi, los mayas o los aborígenes australianos también la mencionan, por lo que podemos afirmar que tuvo consecuencias importantes a nivel global.
Yo creo que, entre otras cosas, provocó que esa civilización ‘presumeria’ aprendiera a navegar por el mundo. Y, a su vez, tal capacidad le permitió a esta extender su cultura y sus técnicas de construcción por diversos territorios.
«Si las investigaciones que se están llevando a cabo allí continúan, a lo mejor nos llevamos una sorpresa»
En Las piedras de los dioses explicas que, a lo largo del globo, hay varios lugares sorprendentes que podrían romper muchos de nuestros tabúes en el futuro. ¿Cuáles son?
Uno de ellos sería la ciudad de Tiahuanaco, en Bolivia. El arqueólogo Nacho Gallego trabajó allí durante varios años para la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sus estudios son bastante interesantes, y en ellos reconoce que todavía queda mucho por investigar sobre la teoría de la ‘civilización primigenia’.
De hecho, en unos meses publicará un artículo científico sobre las cuestiones pendientes en Tiahuanaco y el complejo adyacente de Puma Punku. El lago Titicaca es uno de los lugares más sorprendentes y extraños del mundo.

Labrador afirma que Guiza es uno de los lugares que más le ha gustado visitar. / ERM
Luego está la localidad libanesa de Baalbek, donde se pueden ver restos de origen romano, griego y fenicio. Aunque, para mí, la clave está en las huellas que allí dejaron los cananeos. Si las investigaciones que se están llevando a cabo allí continúan, a lo mejor nos llevamos una sorpresa.
Has recorrido gran parte del mundo a lo largo de tu vida. ¿Qué es lo más emocionante que te has encontrado en tus viajes?
El Área 51. Es curioso, porque la vi en uno de los pocos viajes no arqueológicos que he hecho. En 2011, estuve en EE. UU. con un amigo mío que también es piloto. Fuimos a Las Vegas, en el estado de Nevada, y llegamos a estar en el borde de la base militar estadounidense. Allí vimos unos movimientos muy extraños y una serie de luces cuyo origen no podríamos explicar.
También Sudán. Aunque ahora vuelva a estar en guerra… Al conocer a sus habitantes a un nivel más humano, me di cuenta del error que estamos cometiendo en Occidente con esas prisas que llevamos. Ellos son mucho más felices que cualquier occidental medio a pesar de la poca riqueza material con la que cuentan en muchos casos.
De todos los que has visitado, ¿cuál es el lugar que más te ha gustado?
Desde un punto de vista arqueológico, la meseta de Guiza, en Egipto. Sin embargo, me fascinan los misterios de las islas de Pascua y de Java, así como la belleza del altiplano andino y de Maalbek.
Las doce campanadas
Sitio más bonito de Madrid: El parque del Oeste.
Una tarde cultural en: Alguna conferencia de la Sociedad Española de Antropología.
Un lugar para comer bien: El restaurante Becada, en Becerril de la Sierra.
Su monumento preferido: El Templo de Debod.
¿Se ha comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol?: No, no he tenido la oportunidad [ríe].
Un plato, alimento o producto madrileño: El cocido.
Una calle: La Gran Vía.
Sitio desconocido de Madrid al que llevarías a un extranjero: El parque del Capricho.
Canción que te recuerde a Madrid: Te dejo Madrid, de Shakira.
¿Cibeles, Neptuno, u otra fuente para los triunfos deportivos?: Cibeles.
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad?: Que sostiene la bandera del progreso, la modernidad y la libertad. Mientras otras ciudades van en retroceso, nuestra capital está haciendo justamente lo contrario. Eso es lo que más me gusta de ella.
KILÓMETRO 0




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