Las notas de los niños, esa gran preocupación de los padres y madres trabajadores


Las calificaciones de los niños suelen ser un quebradero de cabeza para los sacrificados padres, sin embargo, las notas de los niños no deberían ser todo lo importantes que parecen ser
Es particularmente costoso tener la mente partida en dos. Una persona puede ocupar un cargo en una empresa o partirse los cuernos como autónomo siendo a la vez un abnegado progenitor. Uno vuelve el jueves del trabajo particularmente cansado y es recibido con la noticia de que las notas de los niños son bajas. Lo normal es empezar con profesores particulares, con preocupaciones, con frustración, preocupación… y en empezar a distraerse continuamente en el trabajo. ¿Qué puedo hacer para mejorar las notas de los hijos? Nuestro consejo es relativizar.
Viaje al pasado y al futuro
Te invito a que pienses en tu clase cuando eras pequeño. Seguramente había alguna niña o niño que sacaba notas excelentes. Veinte, treinta años después, ¿es un gran triunfador? ¿Es un modelo a seguir en algo? Seguramente no. Sin embargo, esa otra niña que parecía tan distraída, rebelde o difusa sea la persona que más ha sobresalido.
Estamos inmersos en una educación caduca, tanto en el colegio como en la Universidad. Inevitablemente los cambios son tan vertiginosos que no podemos preparar a un crío de diez años para el trabajo ya que no podemos imaginar cómo será el mundo laboral cuando alcance la treintena. Independientemente de sus buenas o malas notas. ¿Qué será importante entonces? ¿Lo importante serán las relaciones sociales? ¿Las relaciones con las máquinas? ¿Conocer cómo plantar y cosechar cereales?


La marcha de los estudios de los hijos es una gran preocupación para los padres.
Si piensan en la cantidad de horas que han pasado formándose y cuántas debería haber pasado para desarrollar su trabajo actual probablemente se eche a llorar. No deberíamos repetir errores.
Preparando a los niños para la incertidumbre
La única manera de preparar a los niños para un futuro incierto es trabajar para alcanzar su mejor versión. Las inteligencias lingüística y matemática, tan celebradas y evaluadas con notas en el colegio, no son suficientes para disfrutar de una vida plena. Son necesarias, pero no suficientes. Y por supuesto, no lo son todo. Aunque en el colegio sean el 90%.
¿Alguien no conoce a un ‘cerebro’ con nulas relaciones sociales? Aunque la sociedad ahora les tenga por triunfadores, pasarse la vida programando delante de un ordenador y sin relacionarse no tiene que ser el modelo a seguir para una vida plena.
Piaget, un sabio en lo que a la educación infantil se refiere, postula que todos los niños llegan a la misma última estación del trayecto al final de su adolescencia (siempre y cuando no haya una deficiencia por algún factor genético o externo). Es decir, quizá ahora tu hijo no alcanza a comprender ciertos conceptos abstractos, como el álgebra, y el resto de los niños sí. ¿Es eso un problema? Conforme a Piaget no, ya que lo entenderá un poco más tarde. O quizá tu hija va uno o dos cursos más adelantada.
Curiosamente su estación final será la misma que la del niño que le costaba el álgebra, de forma independiente a sus notas. Al fin y al cabo, tiene mucho que ver con el desarrollo de la zona prefrontal del cerebro. No todos vamos al mismo ritmo sólo por nacer en un año dado. ¡Los niños de enero a diciembre se llevan casi un año entero!


Alcanzar la mejor versión de los niños debe ser una de las metas.
Todo esto para relativizar las notas de los niños, tanto por buenas como por malas. Son sólo una foto. Y lo que cuenta es toda la película del aprendizaje. Lógicamente no quiere decir que, si alguien suspende todas, o es sobresaliente en cada asignatura, no deba tener un trato un poco diferente. Sólo se expone que, dentro de un orden, no es tan importante un suspenso, ni un sobresaliente en Física convierte a nadie en el nuevo Einstein.
Ni malas notas condicionan al fracaso ni las buenas al éxito
Mi humilde consejo es trabajar con los niños el equilibrio siguiendo la Teoría de las Inteligencias Múltiples de otro sabio: Howard Gardner. ¿Por qué razón? Porque todos los niños tienen aspectos más fuertes y más débiles. Han de disfrutar con aquello que se les da bien, y trabajar un poco lo que se les da algo peor.
De esta manera no verán las notas de los niños como una dualidad éxito/fracaso, y espero que vosotros, maravillosos padres también relativicéis y veáis las cosas desde otra óptica. Es bueno restarnos importancia en aquello que somos malos o buenos. Lo importante es que los niños, en el futuro se adapten lo mejor posible al medio.


Es importante trabajar las diferentes inteligencias de los niños.
Las diferentes inteligencias de los niños
Las inteligencias de los niños con las que trabajar conforme a Howard Gardner son:
- Inteligencia lingüística. Cómo se desarrolla el niño con el idioma en todas sus facetas. ¡Ojo! No es sólo las redacciones del cole. ¿Se expresa bien? ¿Sabe expresar lo que necesita? ¿Cuenta chistes?… ¡Quizá sea el próximo portavoz del gobierno!
- Inteligencia matemática. Matemáticas, Física, Química, Estadística… muy baremado en el colegio. ¿El niño se mueve en parámetros lógicos? ¿podría hacer la compra? ¿Sabe administrar el dinero y sabe ‘las vueltas’ cuando paga?… Esta inteligencia le abrirá camino en el mundo académico y laboral.
- Inteligencia espacial. Mucho más importante de lo que parece. Ser capaz de ver el mundo desde diferentes perspectivas y dimensiones, saber dibujar y expresar la realidad en otro lenguaje que el idiomático, hace de estos niños seres increíblemente creativos y disruptivos. Ahí tenemos un futuro diseñador de la NASA.
- Inteligencia musical. La música y su poder en los pensamientos y en las emociones hace que su control sea un privilegio para las personas que comprenden sus misterios. Muy vinculada a ciertos aspectos matemáticos. Propio de personas profundas y sensibles. ¡Son auténticos genios!
- Inteligencia corporal. Lo contrario a esa gente que se disculpa continuamente con “soy un descoordinado”. La capacidad de controlar el cuerpo y el espacio hacen de estas personas seres libres, capaces de expresar realidades complejas con el cuerpo. Más allá del baile o el deporte disfrutan de un continuo mente y cuerpo muy envidiable para ser una persona equilibrada. Deportista, actor, entrenador personal, soldador…
- Inteligencia intrapersonal. Son aquellas personas que se conocen a sí mismas. Saben qué sienten y porqué lo sienten. En pañales en nuestra cultura, es muy importante trabajar la gestión interna y regulación emocional. Son personas que nunca expresan eso que oímos tanto de “no sé qué me pasa”. El mundo es suyo.
- Inteligencia social. La capacidad de motivar a los demás, de conectar con otras personas, la de desenvolverte sin problemas en los círculos sociales, el captar a cada persona o grupo de forma sencilla es una ventaja que abrirá decenas de puertas en la vida. Y sí, se puede trabajar. Y sí, mejor desde pequeños.
- Inteligencia natural. La que va vinculada al entorno. El distinguir árboles, animales, climas, etc. Son personas que saben dónde se mueven. Pequeños chamanes que captan los ritmos de la naturaleza. Sí, puede trabajarse. Y puede abrir un mundo precioso tanto laboralmente como para el ocio.
Si te ha gustado este artículo sobre psicología, puedes leer en Madrid en Casa otros, como uno sobre la jubilación y por qué a veces nos asusta.
Fernando Barros Gallego dirige El Ariete Psicología, centro especializado en Psicología Sanitaria y del Trabajo. Fernando es Graduado en Psicología, Máster en Psicología General Sanitaria e Ingeniero Industrial.
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