Karmele Marchante: «A mi generación no se nos enseñó nada, lo aprendimos cuando rompimos las cadenas»
Karmele Marchante
Periodista

Su paso por televisión la convirtió en un rostro popular de la crónica rosa. Pero Karmele Marchante (Tortosa, Tarragona, 1946) se reivindica como lo que es: más que una cara que en otro tiempo fue televisiva. Charlamos con ella sobre su nuevo libro, ‘No me callo’ (Penguin Random House), unas memorias en las que, efectivamente, no se reserva nada y habla sin tapujos sobre sus vivencia y experiencias.
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Estos días estás presentando No me callo, un libro que más que una obra literaria es un recorrido vital. La pregunta es obligada, ¿qué te empujó a escribir sobre tu vida?
Fue algo casual. Estaba un día en una reunión de mujeres feministas. Había algunas nuevas y cuando yo conté a grandes rasgos mi currículum, mi amiga Cristina Fallarás enseguida saltó y dijo: “Aquí hay un libro”. Llamó a la editorial, me lo preguntaron, me encerré a escribir y salió lo que salió.
El resultado es un recorrido por capítulos muy interesantes de tu biografía. Pero ¿qué es lo que uno se va a encontrar en él?
Buena pregunta. Yo creo que van a encontrar a Karmele Marchante la persona, no al personaje que han visto a través de tantos años de televisión, porque la exhibición pública siempre lleva a querer obviar a la persona. Me conocerán y se alegrarán con algunas cosas que cuento y también se entristecerán por otras que narro, pero les gustará, al menos por lo que me explica la gente que lo lee.
“En mi libro los lectores van a encontrar a Karmele Marchante la persona, no al personaje”
Efectivamente no dejas nada en el tintero. Pero ¿no impone un poco desnudarse de esa manera?
No me importa. Porque lo que he explicado en el libro ya lo había dicho en alguna entrevista en televisión. Hay otras cosas que no, claro, no lo voy a desvelar así, pero no he tenido esa sensación ni tampoco he sentido una liberación. Tampoco ha sido quitarme un trauma. Ha sido una cosa sencilla y me ha gustado hacerlo. Ya está. No hay más.
Hablas de conocer a la persona. ¿Sientes se te ha caricaturizado en televisión en algún momento a lo largo de estos años?
Precisamente una de las razones más poderosas para escribir este libro es que quiero que las personas que lo van a leer me conozcan profesionalmente, porque estamos en unos momentos en que solo queda eso y es de lo que no quiero hablar. Por eso, es interesante para mí el que se me conozca desde otro punto de vista.

“Mi mayor acierto quizás fue haber empezado en televisión por uno de los programas de más prestigio que era ‘Informe semanal’”, comenta Karmele Marchante. / Uxio da Vila
¿La televisión ya no es lo que era?
Se ha deteriorado. Ya te digo que no me gusta hablar del tema, pero reconozco que desde un punto de vista periodístico sí se ha devaluado. ¿Por qué? Pues porque no hay periodistas y porque los personajes no son de tercera, son de décima y no tienen nada que decir. Y todo son montajes. Por eso está en decadencia. La gente ve las plataformas. La televisión generalista es tendente a desaparecer y eso se refleja en las bajas audiencias.
Alguien que ha pasado tantos años en pantalla, ¿cómo ve la tele?
La veo como un trabajo más que a mí me gustaba. Pero de todos los trabajos periodísticos que he hecho mi favorito es la prensa. Después sigue la radio y después viene la tele. Es un trabajo. Y por suerte yo no he tocado ningún fondo de egolatría ni de divismo ni de nada. En eso he sido muy seria.
“Por suerte yo no he tocado ningún fondo ni de egolatría ni de divismo, ni de nada de nada. En eso he sido muy seria”
Eso es difícil de lograr.
Sí. Es difícil porque hay mucho autoengaño. La gente se cree que por salir en la tele ya es la pera limonera y no es así. Si no tienes un bagaje intelectual fuerte y un soporte cultural, no haces más que lo que hacen ahora, desgraciadamente.
Has dicho en más de una entrevista que Sálvame ha sido el mayor error de tu vida. ¿Cuál ha sido tu mayor acierto?
No sé. Profesionalmente, quizás haber empezado en televisión en uno de los programas de más prestigio que era ‘Informe semanal’. También haber participado en los inicios de la contracultura dirigiendo una revista puntera, la revista ‘Ajoblanco’.
En el libro dices: “En mi generación nadie nos explicó nada, todo tuvimos que descubrirlo, intuirlo o sufrirlo en algún momento”. ¿Eso ha cambiado para las siguientes generaciones?
Sí, por supuesto. A mi generación no se nos enseñó nada. Lo aprendimos cuando rompimos las cadenas y lo absorbimos todo con mucha energía. Fue fantástico y fascinante. Pero ahora ya están las redes, la tecnología. Ahora ya no hace falta que nadie enseña nada, está todo a la vista. Y a mí me parece estupendo.
¿Qué tal te llevas con las redes sociales?
Muy bien. Yo estoy en todas. Las mujeres feministas no podemos perder de vista la revolución tecnológica. Así que yo estoy en todas las redes, en todas partes. Y también estoy haciendo teatro. Formo parte de un grupo de mujeres que nos llamamos Acción Comadres, y lo que hacemos está gustando muchísimo. Llenamos. Y ahora nos vamos de bolos, porque nos han contratado por todo el Estado español.
“Estoy muy decepcionada con el momento actual del independentismo, con las peleas que hay. Pero no se conoce lo que es verdaderamente el independentismo, que son las ganas de hacer un referéndum, nada más”
Estado español. Así con todas las letras. Tú has dicho que eres independentista, pero te sientes española.
Claro es que lo uno no está reñido con lo otro. ¿Sabes qué pasa? que está mal explicado. Para empezar, en mis libros también confieso abiertamente que estoy muy decepcionada con el momento actual del independentismo, con las peleas que hay. Pero dicho lo cual, se dicen tantas mentiras… No se conoce lo que es verdaderamente el independentismo, que son las ganas de hacer un referéndum. Y nada más. Que sea lo que sea.
Y luego se dicen muchas mentiras por parte de medios que no están nada informados y que están pagados para desinformar. Porque eso de que las niñas y los niños en Cataluña no saben hablar castellano, a mí no me lo pueden decir, porque si llegas a la estación de Sants y coges un taxi, lo mismo te dicen: «Buen día, señora», que «Bon día, señora». El bilingüismo está totalmente instalado. Mi familia, que es súper catalanista, es bilingüe.

Karmele Marchante cuenta que es una mujer activa en internet. “Estoy en todas las redes sociales. Las mujeres feministas no podemos perder de vista la revolución tecnológica”, asegura. / Uxio da Vila
Te defines como periodista, feminista, luchadora… ¿qué palabra se ajusta más?
Feminista. Fundé un grupo de mujeres feministas que luchamos por la igualdad, por la erradicación de las violencias, de la prostitución… todos los problemas pendientes que tenemos. Ahí sigue y es estupendo. También estoy en otro grupo, que es con el que hago el teatro. Lo del feminismo es algo que llevo desde siempre y para siempre.
¿Se está pervirtiendo el concepto de feminismo?
Pues quizá sí, porque nunca se había dividido el feminismo, nunca se habían hecho dos manifestaciones. Pero tengo que decir la verdad desde mi gran decepción, eso es un problema político y de poder. Es decir, en el PSOE algunas feministas no han digerido bien que el Ministerio de Igualdad, no sea para siempre su terreno. Entonces, como no tiene otro partido político, simplemente por eso, se oponen a la ley trans, se oponen al sí es sí… Se oponen. Y por oponerse dividen el feminismo. También con la con la prostitución. La mayoría de ellas son regulacionistas y yo soy abolicionista. Pero bueno, es un problema de poder, desgraciadamente. Política y poder.
“Hago un canto a la amistad entre mujeres. Porque a mí realmente quienes me han ayudado en la vida, en los momentos malos, han sido mis amigas”
Hemos hablado trabajo y de tus pasiones intelectuales. Pero en el libro también hablas del del amor y del desamor.
De todo. Por eso digo que no me callo, lo cuento todo… pero lo tienen que leer. No voy a decir más.
¿Te consideras una persona afortunada en el amor a pesar de los capítulos negativos?
Como todas las mujeres. Hay cosas buenas y cosas malas, eso de una afortunada o fracasada en el amor para mí no existe. Hay cosas buenas y cosas malas y ya está, hay que digerirlo todo.
¿Y el balance?
El balance es positivo.
Eres una mujer positiva.
Pues sí, mira, diría que soy una mujer positiva y amiga de mis amigas. Hago un canto a la amistad entre mujeres. Porque a mí realmente quienes me han ayudado en la vida, en los momentos malos, han sido mis amigas mujeres, tanto feministas como las que no. Pero siempre las mujeres… y también algunos hombres maravillosamente feministas.
Las doce campanadas
Sitio más bonito de Madrid: El Jardín Botánico.
Una tarde cultural en: Cualquiera de los muchos museos que hay en Madrid, que son todos buenísimos.
Un lugar para comer bien: Hay muchos. Pero hay un restaurante que me gusta, al que suelo ir, que es el Café Comercial. Se come muy bien, no es caro y es un buen sitio porque conserva ese aroma de los antiguos cafés.
Su monumento preferido: Diría que la Puerta de Alcalá.
¿Se ha comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol?: No, nunca. Ni lo pienso.
Un plato, alimento o producto madrileño: El cocido.
Una calle: El paseo de Recoletos.
Sitio desconocido de Madrid al que llevarías a un extranjero: Desconocido… hay palacetes que se han hecho públicos como el Parque de los Molinos, el del Capricho cosas así, que son muy bonitas.
Canción que te recuerde a Madrid: Vuelvo a La Puerta de Alcalá.
¿Cibeles, Neptuno, u otra fuente para los triunfos deportivos?: No sé, pero te diré que yo he ido hace tres años a manifestarme cuando ganó el Barça.
¿Ha bailado un chotis?: No, porque no sé. No quiero hacer el ridículo.
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad?: A mí los tópicos no me gustan. Todas las ciudades tienen sus cosas buenas y malas y yo me adapto a cualquier forma de vida. Podría estar viviendo encantada en Madrid o en Lovaina. No tengo problema en eso.
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