Giacomo Di Girolamo: «Matteo Messina Denaro sabe cosas que podrían hacer que las élites de Italia temblaran»
GIACOMO DI GIROLAMO
Periodista especializado en el crimen organizado

Giacomo Di Girolamo (Sácer, 1977) es periodista y está especializado en la investigación sobre el crimen organizado. Es director del diario digital TP24 y colaborador en la radio local siciliana Rmc 101. También escribe en La Repubblica y en Il Sole 24 Ore. Es uno de los periodistas italianos más implicados en la lucha contra la mafia, y en 2014 ha ganado uno de los premios periodísticos más importantes de su país, el Premiolino, por sus trabajos sobre las organizaciones criminales. Como experto en la figura de Matteo Messina Denaro, se ha prestado a aclararnos algunas cuestiones sobre el capo, que acaba de ser detenido.
Hace dos semanas, el mundo despertó escuchando o leyendo una sorprendente noticia. El capo di tutti capi de la mafia siciliana, Matteo Messina Denaro, había sido capturado tras 30 años de búsqueda. Usted es el mayor experto en la figura del boss. ¿En qué términos lo describiría?
Es un jefe mafioso poderoso e implacable, el último de los grandes líderes de la familia ‘Corleonesi’. Su padre era un influyente líder de la Cosa Nostra y él, siguiendo la tradición familiar, ha participado de forma activa en las guerras mafiosas, los ataques a los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino y otros actos delictivos de naturaleza semejante.
Ha cometido numerosas atrocidades, y el Estado ha estado buscándolo por ello desde 1993. Sus negocios han hecho crecer de manera espectacular la riqueza del crimen organizado siciliano.
A un nivel más personal, destaca por su gusto por las mujeres hermosas, las obras de arte de gran valor y otros objetos de lujo. Nunca se ha casado, pero tiene una hija. Además, se declara ateo. Todas estas características le retratan como un capo muy anómalo y moderno.
Matteo Messina Denaro era uno de los hombres de confianza de Salvatore Totò Riina, el antiguo jefe de los ‘Corleonesi’, autóctonos del municipio de Corleone. Sin embargo, él nació en Castelvetrano. ¿Cómo acabó siendo tan cercano a Riina?
Este último inició una feroz guerra interna en la Cosa Nostra durante la década de 1970. Su objetivo era arrebatar la jefatura de la organización a los clanes mafiosos ‘urbanitas’ de la capital regional, Palermo. La familia gobernante en Castelvetrano se alió con él y contribuyó a la victoria de la guerra que le dio el liderazgo de la organización criminal más importante de Sicilia. Esta alianza posibilitó el desarrollo de una estrecha amistad entre los dos capos.
«Después del arresto de Provenzano, Messina se convirtió en el líder de facto de la Cosa Nostra, pero no obtuvo el ‘estatus oficial’ de ese cargo»
Riina fue detenido en 1993. Su sucesor, Bernardo Provenzano, acabó entre rejas 13 años después. ¿Matteo Messina Denaro pasó a ser entonces el único líder óptimo para los ‘Corleonesi’?
No exactamente. Después del arresto de Provenzano, Messina se convirtió en el líder de facto de la Cosa Nostra, pero no obtuvo el ‘estatus oficial’ de ese cargo. De hecho, los jefes que permanecían libres no eligieron ningún capo di tutti capi más. Él solo era el boss más poderoso e influyente de todos.
Antes ha afirmado que participó en los atentados contra los jueces Falcone y Borsellino, que investigaban las actividades de la mafia y sus conexiones con las autoridades. ¿Cuál fue su papel en ellos?
Él era el protegido de Riina, y, como tal, intervino en la loca guerra que este inició contra el Estado italiano en los primeros años de los 1990. Se le encomendaron varias tareas muy delicadas. La primera consistió en viajar hasta Roma, que era la ciudad donde Falcone trabajaba de manera regular. Allí, comenzó a seguir al magistrado con el fin de encontrar un momento en el que poder dispararle.
Poco después, Riina cambió su plan y ordenó a Denaro que volviera con él. «Giovanni Falcone debe morir de una forma que trastorne al mundo entero», le explicó. Así fue como se ideó la masacre de Capaci, que tuvo lugar alrededor de las 18:00 del 23 de mayo de 1992.

El informador cree que la organización mafiosa siciliana está acabada. / ERM
El estallido de 500 kilos de explosivos en un tramo de la autopista que conecta Palermo con el aeropuerto de Punta Raisi acabó con las vidas del juez, su esposa, Francesca Morvillo, y tres de sus escoltas: Vito Schifani, Rocco Dicillo y Antonio Montinaro.
Matteo Messina Denaro fue el encargado de evitar que las otras familias de la mafia hablaran con las autoridades sobre la planificación del asesinato. Algunos de sus líderes no querían hacer la guerra al Estado porque temían su venganza… Esta se produjo, pero ellos nos llegaron a verla porque Messina ya los había eliminado.
Como usted dice, la reacción del Estado no se hizo esperar. Encontró y encarceló a Riina. También presionó con fuerza al resto de capos. Ellos respondieron desatando una oleada de violencia…
Las bombas del 1992 provocaron que, por primera vez, el Gobierno italiano decidiera luchar contra la mafia. Se creó un régimen de prisión muy duro para evitar que los mafiosos encerrados pudieran impartir órdenes desde las cárceles.
Además, se fundó el cuerpo especializado de la Dirección de Investigación Antimafia (DIA) y se implementaron medidas de incautación y confiscación de bienes y activos para acabar con el poderío económico de los gánsteres.
Estos decidieron llevar la pelea a otro nivel y comenzaron a ejecutar una estrategia del terror fuera de Sicilia, haciendo explotar bombas en Milán, Florencia y Roma. Los combates cesaron en 1994. Desde entonces, la mafia ha sido casi invisible.
«Un jefe mafioso no es un narcotraficante ni un bandido. No necesita huir al extranjero porque su territorio lo protege. Sin él, no es nadie»
Matteo Messina Denaro tuvo que pasar a la clandestinidad en la misma época en que Riina fue capturado. Han pasado 30 años desde la última vez que se le vio en público. ¿Dónde ha estado todo este tiempo?
Aquí, en su casa, en la tierra en la que los dos nacimos. No podía ser de otra manera. Un jefe mafioso no es un narcotraficante ni un bandido. No necesita huir al extranjero porque su territorio lo protege. Sin él, no es nadie.
Tras su detención, los jueces se han centrado en buscar los famosos ‘archivos’ de Riina que describen las conexiones entre la Cosa Nostra y el propio Estado. En el caso de que los encontraran, ¿qué cree que podrían desvelar?
Matteo Messina Denaro sabe cosas que podrían hacer que las élites de Italia temblaran. En especial, es testigo de hechos acaecidos durante los años 1992 y 1993, que marcaron la transición entre la Primera (1946-1994) y la Segunda (1994-actualmente) Repúblicas italianas.
Otro punto que quieren aclarar las autoridades es el de la ayuda que ha recibido el capo durante su fuga. ¿Sospechan de alguien en particular?
La mafia tiene el poder que tiene porque se ha infiltrado en los poderes públicos. Algunos representantes del Estado y las instituciones han ayudado a Denaro a eludir a las fuerzas de seguridad durante todos estos años. Le han informado sobre la investigación, han despedido a policías capaces y honrados que estaban siguiendo buenas pistas, han hecho desaparecer archivos con información importante…
Hace unos minutos, usted me ha dicho que Denaro había cerrado negocios muy fructíferos para la Cosa Nostra. ¿A qué clase de actividades se dedicaba?
Se sabe que el boss ha sido un gerente bastante importante para la mafia. Primero, su familia obtuvo cuantiosos beneficios del tráfico de drogas. Pero, cuando este se volvió demasiado peligroso, sus hombres pasaron a: traficar con obras de arte y hallazgos arqueológicos, controlar la producción de energía alternativa, administrar cadenas de supermercados, dominar las apuestas en línea y dirigir casinos, hoteles y centros turísticos de lujo.
«No debemos correr el riesgo de concentrarnos en vanagloriar la épica delictiva de Denaro y olvidarnos por ello de la investigación de los nuevos fenómenos criminales»
Denaro ha caído y será encerrado en prisión. Hay un vacío de poder, pero muchos de sus lugartenientes y soldados siguen en la calle. ¿Tiene alguno de ellos la fuerza necesaria para imponerse a los demás y ocupar su posición?
No. La historia de la Cosa Nostra ha terminado. La organización es demasiado débil para continuar representando una amenaza. El Estado nunca había estado tan cerca de la victoria.
Sin embargo, no debemos correr el riesgo de concentrarnos en vanagloriar la épica delictiva de Denaro y olvidarnos por ello de la investigación de los nuevos fenómenos criminales que han surgido en los años recientes en Italia y en toda Europa.
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