Víctor Manuel: «Toda la vida he escrito canciones y estoy muy feliz de poder celebrarlo»
VÍCTOR MANUEL
Compositor y cantante

El compositor y cantante Víctor Manuel está a punto de cerrar la gira de celebración de sus 75 años en la que repasa su vida a través de sus canciones. El concierto de Víctor Manuel en Madrid será el 17 de diciembre en el Wizink Center. Se trata del colofón a su exitosa gira en la que no faltarán sus grandes éxitos, pero también canciones que en su día no fueron del gusto del público o aquellas de su etapa inicial como cantautor en Asturias.
Dentro de poco, el 17 de diciembre, tienes el concierto en el Wizink Center, el fin de tu gira por tus 75 años. Tú si que sabes celebrar cumpleaños, porque llevas ya más de un año ¿no?
Sí, ya estoy en los 76, y van a ser 90 conciertos en total. Estoy muy feliz por todo lo que me ha ocurrido en estos últimos 18 meses… bueno, en general por toda mi vida. Estoy muy contento de poder celebrarlo.
Tu gira se llama La vida en canciones, ¿un buen resumen de lo que es tu carrera?
Claro, toda la vida he escrito canciones, desde que era muy pequeño, y he ido metiendo la vida en las canciones, la vida mía y también la que veo alrededor. Encontré mi forma de componer cuando tenía 16 o 17 años y así he seguido. Cuando dependes sólo de tus canciones, pues tienes, lógicamente altibajos. Hay veces que aciertas y hay veces que no aciertas, pero para mí han sido más los aciertos que los errores.
«El escenario es para mí como el diván del psicólogo, ahí te confiesas, lo cuentas todo»
Y tras La vida en canciones, apostillas el nombre de la gira con El escenario lo cura todo. ¿Hay mucho que curar?
El escenario es un espacio magnífico, que al que no lo ha experimentado le costará entenderlo, y hay mucha gente para la que subir a un escenario es un trauma, se enferman y se ponen malos, y a mí eso no me ha ocurrido nunca. Para mí es como que estar en el diván del psiquiatra, ahí te confiesas, cuentas todo, incluso te transformas. Yo en la vida común soy más bien tímido, me cuesta trabajo abrirme, pero en el escenario no, disfruto muchísimo.
Muchos artistas decís esto de la timidez, pero luego se os borra al empezar el espectáculo.
Lo importante es que cuando estés arriba no sigas siendo un tímido impenitente, que te abras. Para mí es muy fácil.
Y lo de que el escenario lo cura todo, vale para el público ¿no?, porque en estos momentos de tanta tensión y polarización, la gente en los conciertos, abajo, no discute.
La gente tiene una buena predisposición cuando va a verte, sabe lo que va a a ver, nadie arrastra a otro para enseñarle a estas alturas quién uno. Entonces, el público está a favor desde el comienzo, después, en el transcurso del concierto, les puedes convencer más o menos. Sales con eso ganado. Hay un 90% de tu repertorio que ellos conocen. A veces te ven por vez primera, pero para otros es la cuarta, la quinta… te lo dicen: «te vi hace 25 años», y para mí lo importante es que hayan decidido que 25 años después, o 20 o 10 años después, merece la pena seguir yendo a ver un espectáculo mío.
«Mis expectativas el comenzar eran modestas, ganar dinero para montar un bar y esas cosas»
Tienes una trayectoria muy extensa, ¿queda algo de aquel joven asturiano? ¿Pensabas que ibas a llenar recintos con miles de personas como el Wizink Center?
No, las proyecciones eran mucho más modestas. Cuando empezaba, creía que la vida como artista en general es muy corta. Sí que había alguna gente de cierta edad con carreras largas. Yo veía cantar a muchos cantantes franceses maravillosos como Charles Aznavour, Juliette Gréco… y entonces veías que había algo ahí, un poso muy atractivo de gente que sabía hacer su oficio y había sabido hacerlo durante los últimos 40. Eso me atraía muchísimo y para mí fue un poco el modelo a seguir. Pero no te puedes proyectar cuando eres joven, las expectativas eran más conformistas, más modestas. «A ver si gano algo de dinero y me pongo una cafetería», este tipo de tonterías que después el tiempo te va desmontando. Porque es realmente lo que te gusta, y lo que haces es exprimir esto hasta el último aliento.
«Una parte de los conciertos son las canciones desgraciadas, esas que hice con mucho amor pero en su momento no gustaron»
¿Qué se va a encontrar la gente en este concierto? ¿Es fácil elegir repertorio?
Es fácil elegir el repertorio para un concierto así. Hay unos intocables, unas canciones que sabes que la gente está esperando encontrar y eso es la columna vertebral del concierto. Después hay un 10% de temas que son los caprichos, una canción que no tuvo suerte cuando salió, que no tuvo fortuna, por eso hay un apartado que yo llamo canciones desgraciadas, que son canciones que tú quieres muchísimo, que las has hecho con mucho amor, y a la gente le han dado igual. Pero rescatar eso y con esta fórmula resulta muy atractivo porque reconocen que ahí hay un valor, dentro de esa canción, que ellos tampoco supieron ver en su momento. Después hay un apartado acústico que es muy entretenido, mi prehistoria, esas primeras canciones que no eran de éxito masivo, exceptuando El abuelo Víctor. Son esas canciones muy regionales del comienzo que, puestas en el contexto acústico, gustan muchísimo también.
«Que una canción como Solo pienso en ti sirva en 1978 y en 2023 para dar un mensaje en muy reconfortante»
Has tenido éxitos enormes, pero ¿han coincidido en tus gustos tus mejores canciones con los éxitos más rotundos?
Eso ni lo piensas, porque el éxito es tan avasallador que ya está. ¿Qué le importa a la gente lo que me gusta a mí o no? Lo que importa es lo que le gusta a ellos. Pero es cierto que en muchas ocasiones hay canciones, como Solo pienso en ti, que te dan satisfacciones durante 50 años seguidos, y eso es impagable. Porque que una canción sirva, igual en 1978 que en el 2023, para lo mismo, para dar visibilidad a la discapacidad, para ver que hay otras formas de amor aparte de las que consumimos habitualmente, es muy reconfortante.
Y con esta canción que mencionas fuiste precursor absoluto hablando de un tema que en esos años era casi ciencia ficción.
Sí, la verdad es que no podemos transportarnos a aquella época, pero hace unos días leyendo un reportaje de un querido amigo, de Nacho Carretero, que tiene una tía discapacitada y ya muy mayor, hablaba de la peripecia que su familia tuvo con con aquella hija. Y me estaba rozando todo el tiempo con el tiempo de la canción. La discapacidad no era tan visible, no era algo que se consumía dentro de las casas, dentro de las familias. Debía ser agotador. Ese salto que se ha dado hacia adelante, es importantísimo, no es que todo sea para tirar cohetes, pero sí se ha avanzado muchísimo en ese sentido.
Tú eres de esa generación de cantautores que casi inventáis esto de ser un cantautor. ¿Hay en este momento gente que sigue esa estela?
Hay gente buenísima, buenísima, y además muy reconocida en estos momentos que hacen canciones maravillosas y que las hacen con una alegría y una exuberancia que a mí me llama mucho la atención. Estoy pensando en Jorge Drexler, Rozalén o Guitarrica de la Fuente… Es gente maravillosa con un futuro esplendoroso y estarán ahí dentro de 40 años cantando.
Mi primera vez
«¿Mi primera canción?, preferiría olvidarla. Tengo unas cuarenta de canciones que no merecen la pena»

El cantante confiesa que en sus inicios compuso algunos temas para olvidar. / Paola Gómez-ERM
¿Cuál fue esa primera canción que tú compones, la recuerdas?
Sí, pero prefería olvidarla porque era una canción horrible. Siempre hay un periodo de aprendizaje. Ninguno sabemos lo que hay que hacer, se compone un poco por imitación de cosas que escuchas y que te gusta reproducir, pero de ahí no sale nada bueno, salen cosas torpes. Y ese escarbar en la tierra te ocupa varios años de tu vida, y a mí me ocupó varios años, pero esa primera canción que recuerdo perfectamente, se titula Tendré tu amor , y no tiene ningún interés. Hay casi una cuarentena de canciones que escribí antes de grabar la primera canción mía que no merecen la pena para nada
Y ¿la primera gira, ese momento en el que tú piensas, «pues parece que me voy a dedicar a esto»?
Yo nunca he tenido intención de dedicarme otra cosa que no fuera esto, incluso cuando no me iba bien. Siempre he pensado que merecía la pena subirse a un escenario. Y la primera gira la recuerdo perfectamente porque era muy precaria. Y yo viajaba en un Mini y viajaba con el equipo dentro del coche, con mi guitarrista y con el manager. Los equipos eran pequeñísimos, tocabas en discotecas de 300 ó 400 personas máximo. Y siempre se pregunta uno si escucharían bien todo lo que pasaba en el escenario. Pero también la gente con el tiempo va corrigiendo el tiro. Tú lo haces mal, pero ellos escuchan mal también.
¿Recuerdas el primer dinero que ganaste cantando?
Sí, sí, perfectamente. 200 pesetas, poco más de un euro. Es lo que me pagaban cantando con una orquesta, haciendo bailes con San José y la Orquesta Bossanova que hice varias actuaciones con ellos en la zona de Asturias. Y recuerdo perfectamente esas primeras 200 pesetas que se las di a mi madre y ella me dijo que las guardara para mis cosas.
¿Quién fu tu primer ídolo?
Me gustaba muchísimo Raphael, pero el primero al que idolatraba era Joselito. Veía todas sus películas. Entonces, las películas de Joselito eran un acontecimiento, o una película de Marisol. Después ya Raphael, sus primeras canciones, la forma de cantar, que era muy diferente y me gustaba mucho. Y después fui poniendo capas encima e interesándome por nueva gente.
¿Y un fracaso, esa primera vez que algo sale horrible?
Sí, muchas veces. Hay veces que no te salen las cosas bien porque tú no estás bien, porque el equipo no funciona bien, porque al público no le interesa lo que pasa en el escenario… y eso pasa muy a menudo, lo que pasa es que lo importante es tener capacidad de olvidar eso y analizar por qué ocurre.
¿Tu primer amor, ese platónico, romántico, de escuela…?
La primera vez que perdí la cabeza por alguien inalcanzable fue por Brigitte Bardot, ¿por qué conformarse con menos?

Víctor Manuel junto a Carlos Echeguren, de El Resurgir de Madrid. / Paola Gómez-ERM
Las doce campanadas
¿El sitio más bonito de Madrid? El Jardín Botánico. Voy a menudo desde hace muchísimos años. Madrid tiene espacios maravillosos que supongo que la gente los disfruta como yo los he disfrutado. Tener El Retiro en medio de Madrid es un lujo maravilloso Y yo he frecuentado mucho la Casa de Campo para hacer deporte o simplemente para estar allí en plena naturaleza rodeada de edificios. También hay un Madrid que ya no existe, el Madrid de los camellones, de los tranvías… que era muy atractivo, más cuando vienes de un pueblo pequeño, como el caso mío, de Mieres, de Asturias, todo adquiere unas dimensiones enormes. Por ejemplo el simple hecho de tener que desplazarte desde tu casa en el barrio Chamberí hasta la Gran Vía porque hay una central de Telefónica para llamar a tu familia. Ese es un paseo que me yo lo hacía con los ojos cerrados durante muchos años… Era otro mundo y otra ciudad, evidentemente.
Y, ¿te quedas con esta o con aquella? Más cómoda para vivir era aquella en algunos sentidos, pero en otros no. Tenemos a nuestro alcance muchas cosas, pero echas de menos la tranquilidad y un poco de menos ruido.
¿Un lugar para cantar en Madrid? He cantado en tantos sitios. Desde discotecas pequeñas al Parque de Atracciones… pero en la Plaza de Toros de Las Ventas han salido siempre cosas maravillosas, siempre que hemos estado con Ana o en solitario, o con pablo Milanés, o con la gira de El gusto es nuestro con Serrat y Miguel Ríos… siempre han sido fiestas, festejar la vida.
¿Una tarde cultural en…? Hay muchas posibilidades, pero invitaría siempre a la gente a visitar El Prado, aunque sea una sala cada mes o una cada año. No hay nada mejor para perderse, para apreciar realmente qué tenemos detrás de nosotros.
¿Plato, alimento o producto madrileño que te guste más? Los callos.
¿Te has comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol? No, este tipo de reuniones masivas no me gustan ni en la Puerta del Sol ni en Pamplona, en ningún sitio.
¿Has bailado alguna vez un chotis? No, no. No estoy dotado para el chotis ni para ningún otro baile.
¿Sitio poco conocido de Madrid al que llevarías a un amigo? Quizá al antiguo Circo Price, que era un circo que está donde está ahora el Ministerio de Cultura. Era un espacio maravilloso, donde te podías encontrar de todo. Antonio Molina, los primeros años de Miguel Ríos, boxeo, el Circo Mundial, Pinito del Oro, Marifé de Triana… cosas que ya no están al alcance de nuestra mano.
¿Una canción que te recuerde a Madrid? Yo elegiría una de Antonio Areta que se titula, Me gusta Madrid, es una canción preciosa, alegre y llena de vida que siempre me ha gustado.
¿Un sitio para ir de fiesta? De fiesta castiza a Las Vistillas. Pero recuerdo las fiestas maravillosas del PCE en la Casa de Campo con gente de toda España que venía para pasar tres días en Madrid. Son cosas que no puedes olvidar porque marcan una época de tu vida y resultan experiencias inolvidables.
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad? Madrid es un sitio donde socializas con muchísima facilidad, nadie te pregunta cuando llegas qué haces aquí ni a qué vienes. Simplemente llegas y ocupas tu espacio y tratas de hacerte tu hueco socialmente. Y eso es impagable cuando has visitado otros sitios. Por ejemplo, en Asturias siempre había ciertas reticencias con quien venía de Andalucía o de las Castillas. «¿Este qué querrá aquí, a qué vendrá?», se decía. Pero en Madrid no te pregunta nadie nada, y eso es impagable.
KILÓMETRO 0






VIVE MADRID


No te pierdas los 13 mejores Belenes de Madrid que puedes visitar estas Navidades
MADRID RESURGE


Eurocaja Rural recibe la prestigiosa Antena de Oro Extraordinaria por su trayectoria
CERCA DE TI

