Andrés Alonso Castillo: «Esta novela nació para que la leyeran mis hijos, y ha acabado finalista del Premio Fernando Lara»
ANDRÉS ALONSO CASTILLO
Escritor

Andrés Alonso Castillo (Miranda de Ebro, Burgos – 1965) es asesor de empresas pero también es escritor, y aunque no vive de su gran pasión, lleva ya cinco novelas publicadas. La última, El Evangelio del Tarot (Ediciones Atlantis), convenció al jurado del XXVII Premio de Novela Fernando Lara, que la colocó entre las diez mejores de la edición en un año que el ganador fue Máximo Huerta. En este trabajo, lleno de misterios, intrigas y aventuras, se adentra en la historia de los cátaros y cómo fueron perseguidos por la Iglesia.
¿Cómo surge esta quinta novela, El Evangelio del Tarot, por cierto finalista del Premio de Novela Fernando Lara? ¿Cómo afrontas este quinto trabajo desde 2014 cuando publicas tu primera novela, Los ángeles del mar?
Esta quinta novela tiene mucha historia, porque es la quinta pero realmente es la primera que escribí, hace 30 años, cuando mis hijos nacieron. La escribí con la única pretensión de poderla encuadernar y regalársela a mis hijos diciéndoles que a su padre le dio por escribir. Esta novela se guardó, y años después empecé a publicar y no fue hasta la pandemia cuando la rescaté. Tuve que remozarla porque estaba muy mal escrita, porque en aquel entonces escribía sin ninguna técnica. Efectivamente, esta novela la presenté al Premio de Novela Fernando Lara, que es otro premio del Grupo Planeta y, cuál es mi sorpresa, que llegué a la final. Fue una final que ganó Máximo Huerta. Para mí ha sido muy importante y ha sido algo que da sentido a tanto esfuerzo de tanto tiempo, porque yo no me dedico a esto, yo soy asesor de empresas y, el tiempo, como del todo el mundo, lo tengo muy limitado. Escribo quitándome horas de descanso, quitándomelas de padre, de marido…
Para alguien que profesionalmente no se dedica a escribir, y que por lo tanto sus horas principales las dedica a otro trabajo, estar a ese nivel como el finalista de un premio tan importante será muy satisfactorio.
Efectivamente, pero yo he vuelto con el tiempo muy rígido en cuanto a ese robo de tiempo. Así, en cualquier ratillo, si tengo ganas e inspiración, escribo. Intento que la historia se engarce bien, en eso sí que algo tengo, porque se me queda la historia siempre, porque aunque esté meses sin escribir o épocas que tengo mucho trabajo, siempre tengo la mente en dónde estoy con la novela y hacia el lugar al que tiene que avanzar.
¿Cómo ha sido reencontrarte después de tantos años con ese texto y decidir darle un remozado, como dices, para publicarlo? ¿Cómo lo vives también de manera personal?
Para empezar es un choque en el tiempo tan grande que a veces no recordaba haber escrito ciertos pasajes o ciertas escenas. Pero me llevó al tiempo que nacieron mis hijos, me recuerda a la piel de bebé, me recuerda a tiempos bonitos, de esperanza… Y me recuerda también a los castillos cátaros que visité y rutas cátaras que hice. Siempre me gusta, aunque sea novela, saber sobre lo que escribo, y aunque todas mis novelas son de géneros totalmente diferentes, sí que hay una forma común de trabajar, que es saber sobre lo que voy a escribir primero.
«Así como al Temple se le ha dedicado mucho, el tema cátaro siempre ha estado más olvidado, y es un legado que tampoco hay que olvidar»
El Evangelio del Tarot es un una novela con tintes históricos, con la religión como protagonista, en la que te adentras en la historia de los cátaros, una novela con misterios, intriga… elementos que bien tratados generan gancho en el lector y novelas de éxito.
Así como al Temple se le ha dedicado mucha bibliografía tanto en ensayo como en novela, el tema cátaro siempre ha quedado más olvidado. Yo, cuando visité esos castillos y cuando empecé a conocer la historia, me dije que tenía que hacer algo para que eso no se olvide, para que no se olvide el legado. Y es algo que por desgracia cobra ahora más sentido. Que no se olvide que tenemos que tener respeto por el credo, por la religión, por la raza de los demás, y que la civilización que presumimos de llamarnos un mundo civilizado es un crisol de culturas que nos enriquece a todos. Por desgracia, varios siglos después de lo que narra esta novela, fíjate lo que tenemos hoy, un mundo lleno de guerras. De esto habla, de la falta de comprensión.

Portada de ‘El Evangelio del Tarot’.
¿Quiénes eran los cátaros?
Los cátaros eran cristianos y eran quemados por cristianos. Eran cristianos muy especiales que tenían una serie de dogmas que iban en contra del dogma principal que tiene la región cristiana, que es que Jesucristo vino en apariencia humana, murió y resucitó en la cruz. Ellos no creían en Jesucristo como una aparición humana, sino como una aparición angelical, espiritual, por tanto no creían a la Virgen María y tampoco creían que murió, porque nunca nació. Esto en 1200 era una herejía. El papa Inocencio III trazó una alianza con el rey de Francia y los quemaban vivos. Lo que a mí más me impresionó fue que, por ejemplo, en Montsegur, les ofrecieron la opción de renunciar a su a su dogma y besar la Santa Cruz, y la mayor parte de ellos eligieron morir quemados antes que sacrificar su religión. Ese mensaje, el hecho de no abjurar de su fe y morir, me pareció algo impresionante, por la fe tan arraigada que tenían.
«Hay dos historias en tiempos diferentes que confluyen en la búsqueda del verdadero mensaje de la palabra de Dios»
¿Qué se va a encontrar al lector en esta novela trepidante, con ritmo, con esos elementos de intriga, enlazados con la historia, y no sé si incluso con personajes reales, aunque se trate de una obra de ficción?
Está ambientada en un momento histórico pero no me quedaría con llamarla a una novela histórica. En el fondo es una novela de amor, de aventura, de vivencias. Sí aprovecho los diálogos para que el lector se sitúe un poco en el momento histórico, pero intento no ser demasiado estricto en las descripciones, no quiero aburrir al lector y además esto no es un ensayo. Pero sí sitúo al lector en el entorno en el que está sucediendo todo eso. Es un libro en el que vas a encontrar siempre dos aventuras distintas, una es en 1200 aproximadamente, y otra en un tiempo más actual, en un tiempo relativamente moderno. Son dos historias paralelas que en algún momento van a confluir por algo, pero son dos historias de aventuras, y en ambos tiempos se va a tratar de descubrir el verdadero mensaje de la palabra de Dios. Y luego, hay muchos lugares en los que suceden las historias como el Castillo de Montsegur, la necrópolis de Arlés, el Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí… Van a viajar buscando claves y buscando el verdadero mensaje de Dios. Les va a perseguir una secta religiosa que no quiere que se descubra una verdad que ellos también sabían… Es también una novela de aventuras, se sale de la temática meramente histórica. Por ejemplo, la película Titanic habla del pasado, habla de hundimiento de un barco, pero en el fondo lo que hay dentro es una aventura de amor, una aventura de los pasajeros del barco.
¿No tendrás otro texto por ahí guardado para darle nueva forma de novela? ¿En qué estás metido en esos ratos que comentas que vas robando al día a día para escribir?
Me dejo llevar, las temáticas de las novelas me vienen solas y me dejo llevar por ellas. Mira, unos años antes de la pandemia me propuse revisar este texto que ahora es El Evangelio del Tarot, pero cuando iba a hacerlo, leí que una mujer se había tirado por la ventana porque estaba siendo perseguida por su marido para darle una paliza más, y abandoné este texto y me puse a trabajar en la que fue La ventana de Alma, que es una novela sobre la violencia de género. Así que me llevo por lo que me inspira cada momento, no trabajo por encargo o por temáticas que venden mucho, elijo las temáticas cuando me emocionan. ¿Para el futuro? Pues la sexta novela casi está escrita y la temática la vuelvo a cambiar totalmente otra vez.

El autor ha sido finalista del Premio de Novela Fernando Lara.
Esto que comentas dice mucho de tu capacidad de adaptación, de ir escribiendo de temáticas diferentes según te van inspirando temas y en tonos también dispares.
Para mí es un reto, porque en mis novelas siempre ha sido así. La primera, Los ángeles del mar, es sobre alzhéimer; la segunda El legado de Sophie, está ambientada en la época de Ramsés II; la tercera es un psicothriller; la cuarta es sobre de violencia de género, y El Evangelio del Tarot es muy distinta a todas ellas. También intento cambiar el estilo de escritura, y además he ido evolucionando como escritor hacia unos textos que permiten que me lea cualquier tipo de persona, antes era más intenso. No es que me haya vuelto como más comercial, es que he evolucionado un poco buscando que como escritor quiero que me lea la mayor parte de la gente.
«Una mujer me dijo que leyendo mi novela sobre el alzhéimer le había dado sentido a su labor de cuidadora. Ese es el mejor premio»
¿Sigues presentándote a certámenes buscando un poco esa otra aprobación de tu trabajo?
Pues no, y con esta anécdota que te voy a contar te lo resumo. Cuando quedan dos días o tres leo que se acaba el plazo para presentarse al Premio de Novela Fernando Lara, y al verlo pues pensé en mandarla. Sin ninguna fe. Pero el 7 de mayo del año pasado estoy trabajando y me llaman para invitarme a un evento en Sevilla de una entrega de premios literarios, y se lo agradezco pero les digo que no. Pensé: «Con tan poco tiempo, coger un avión…» Cuando llego a casa se lo comento a mi mujer y ahí quedó, porque fue a mediodía, sin mucho tiempo, no comentamos más. Pero cuando llego por la noche a casa, que recuerdo que llegué de trabajar bastante tarde, me dice: «Oye Andrés, ¿tú este mediodía me has hablado del Premio de Novela Fernando Lara? Pues ven a mi ordenador y mira qué premio es». Y vemos que tiene una dotación de 120.000 euros, que lo han ganado Terenci Moix, Javier Reverte, Francisco Umbral, Sonsoles Ónega, Marta Robles… Y me dice que cómo no voy a ir si he llegado a la final. Así que al día siguiente les dije que iba.
¿Y qué tal la experiencia?
Para mí fue muy bonito y en aquella velada yo le di sentido a todo el esfuerzo que había hecho. Pero siempre, los mejores premios, son la aprobación de los lectores, y eso es lo que me voy llevando estos años. Te pongo otro ejemplo. Con la primera novela que escribí había gente que me paraba por la calle para decirme que le había gustado, pero muchos, para darme las gracias. Una persona me dijo que le había valido para dar sentido a lo que hacía, porque llevaba 10 años cuidando a su madre que tenía alzhéimer. «He leído tu novela y me da sentido a todo, a mi labor de cuidadora, me has dado fuerza para seguir adelante». No voy a escuchar nada mejor que eso en ningún premio.
Las doce campanadas
¿El sitio más bonito de Madrid? El Templo de Debod.
¿Un lugar para escribir en Madrid? El Retiro.
¿Una tarde cultural en…? El Madrid de los Austrias.
¿Un lugar para comer bien? Zerain, un restaurante vasco estilo sidrería.
¿Plato, alimento o producto madrileño que te guste más? El cocido.
¿Te has comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol? No.
¿Has bailado alguna vez un chotis? No.
¿Sitio poco conocido de Madrid al que llevarías a un amigo? El Paseo de La Florida.
¿Una canción que te recuerde a Madrid? Pongamos que hablo de Madrid.
Una anécdota de esas que dices, esto solo me puede pasar en Madrid? Que en una ciudad tan grande te encuentres con gente conocida de donde tú eres.
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad? La combinación entre tradición y modernidad.
KILÓMETRO 0




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