Alberto Caliani: «Todos mis personajes tienen sus bondades y maldades. Pueden optar por cualquier lado de la balanza»
ALBERTO CALIANI
Escritor

Alberto Caliani (Ceuta, 1963) no se adapta a la visión que muchas personas tienen de los grandes autores: esos tipos alejados de los demás, medio locos y egocéntricos hasta extremos insoportables… Por el contrario, es de trato afable, bromista y humilde. Además, se nota que es un tipo muy leído. Por algo resuena su nombre dentro del subgénero de la novela histórica… Debutó como literato en el año 2013 con El secreto de Bocaverde, que fue un rotundo éxito. Otros de sus títulos son La conspiración del rey muerto (2021) y El puño del emperador (2021). La sombra del impostor (2023), que narra una ficticia historia conspiranoica sobre la posible unificación de la Italia renacentista, es su nuevo proyecto.
Tu nueva novela transcurre en un escenario y época muy interesantes: la Italia del Renacimiento. ¿Por qué quisiste contextualizarla con esos parámetros espaciales y temporales?
Me apetecía mucho dar una idea diferente de ese momento. La que todo el mundo tiene hace referencia a dos lugares comunes básicos: el arte y el mecenazgo. Yo quería ofrecer una visión más oscura, siniestra y peligrosa. El saqueo de Roma (1527) y la figura del papa Clemente VII (1478-1534) me parecieron elementos perfectos para ello.
Acertaste. A lo largo de aquellos años se sucedieron numerosas intrigas políticas…
Y religiosas. Aunque, si lo piensas, es normal. Entonces, la religión y la política estaban unidas. Por ejemplo, Carlos V, que era uno de los líderes políticos más poderosos del momento, reinaba sobre el Sacro Imperio Germánico… Prestemos atención a la primera palabra: sacro. Como he dicho, todo estaba relacionado.
«El elemento maniqueísta del bueno y el malo que tanto se utiliza en la literatura no es cierto. No hay nada más psicópata que un héroe de guerra»
En la sinopsis de La sombra del impostor, afirmas que esta «es una historia sobre hombres corruptos que persiguen un fin noble, y hombres nobles que cometen atrocidades». ¿Cómo explicas esta disparidad entre los valores y los objetivos de tus personajes?
Muchas veces, el elemento maniqueísta del bueno y el malo que tanto se utiliza en la literatura no es cierto. No hay nada más psicópata que un héroe de guerra, ya que este no tiene ningún escrúpulo para matar a quien haga falta mientras logre la victoria. Esto es igual.
Aquí, todos los personajes tienen sus bondades y maldades. Pueden decantarse hacia uno de los lados de la balanza, pero son muy grises. El propio villano de la trama, Zephir de Monfort, tiene sus motivos para haberse convertido en el monstruo que es.
En los siglos XV y XVI, los territorios septentrionales de Italia estaban divididos en pequeñas ciudades-estado. ¿Cuál era su papel en la política europea?
Desde el punto de vista económico, eran muy potentes. Las monedas veneciana y genovesa eran como el euro y el dólar hoy en día. Se usaban en todo el continente. Pero apenas contaban a nivel militar, ya que estaban muy divididas. De hecho, tenían mucho miedo a Francia y al Imperio hispano-germano.
Los dominios papales eran los únicos que separaban el norte de Italia del reino de Nápoles, que también pertenecía al emperador Carlos V. ¿Qué rol jugaba Clemente VII en este escenario?
El Ejército de los Estados Pontificios estaba muy mermado y Roma acababa de ser saqueada. A pesar de ello, el papa seguía siendo una importante figura diplomática que mantenía a la dinastía de los Austrias a raya.

‘La sombra del impostor’, de Alberto Caliani.
Una de las múltiples tramas de La sombra del impostor describe a un grupo de personas que quieren unificar Italia. En el mundo real, esta no quedó configurada como una sola nación hasta finales del siglo XIX. ¿Ya se soñaba con realizar un proyecto similar en la Edad Media?
Que yo sepa, no. No obstante, algunos estudiosos creen que Nicolás Maquiavelo lo planteaba de pasada en su ensayo El príncipe (1532). De todas formas, mi historia es ficticia.
«Me gusta meter a un superhéroe en todos mis escritos, siempre que sea dentro de unos parámetros más o menos creíbles»
Otro de los ingredientes más fantásticos del libro es Hamsa el Susurro, un antiguo miembro de la Orden de los Asesinos. ¿Cómo se te ocurrió introducir a este personaje en una Italia dividida entre protestantes y católicos?
Solo puedo decir que lo necesitaba. Me gusta meter a un superhéroe en todos mis escritos, siempre que sea dentro de unos parámetros más o menos creíbles. Y el tema de los hassassin me llamaba la atención desde hace tiempo.

El escritor afirma que las economías de las ciudades-Estado italianas eran muy poderosas. / El Resurgir de Madrid
Tu novela está relacionada con otra tierra europea: España. Y, al hablar de ella en este contexto, no se puede dejar de mencionar a la Inquisición. ¿Fue esa organización tan temible como nos han contado?
Mucho menos. En realidad, cuando estudié el tema, me sorprendió ver que su historia está muy exagerada. Sin decir que sus miembros no cometieran barbaridades… Fue mucho peor la inglesa, con la caza de brujas.
Lo que sí que encontré mientras investigaba fue una cifra importante de inquisidores corruptos que se repartían las riquezas de los condenados con los que los delataban. Esa información me vino muy bien para construir el argumento.
¿Qué es lo que debe buscar el lector en La sombra del impostor?
Divertirse. Si pretende aprender historia, es mejor que lea ensayos, porque yo no soy historiador.
Tienes una amplia trayectoria literaria con obras que son muy diferentes entre sí. ¿De qué irá tu próximo libro?
No puedo decir mucho para no estropear la sorpresa. Solo que es aún más dinámico y oscuro que este. Y que algunos de los personajes serán viejos amigos de mis lectores.
Las doce campanadas
Sitio más bonito de Madrid: Me gusta mucho la Gran Vía.
Una tarde cultural en: Cualquier sitio, porque la cultura la llevas contigo. A mí, por ejemplo, me gustan mucho los bares [ríe].
Un lugar para comer bien: El Omeraki, de mi amigo Alberto Chicote.
Su monumento preferido: El Templo de Debod.
¿Se ha comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol?: Jamás. Durante las Navidades, intento evitar Madrid por las multitudes de gente.
Un plato, alimento o producto madrileño: El cocido.
Una calle: La calle Serrano.
Sitio desconocido de Madrid al que llevarías a un extranjero: Al Mercado de San Ildefonso.
Canción que te recuerde a Madrid: Pongamos que hablo de Madrid, de Sabina.
¿Cibeles, Neptuno, u otra fuente para los triunfos deportivos?: No soy nada futbolero, pero te diría que Cibeles. Cada vez que voy por allí, veo que la gente se lo está pasando bien, y eso me gusta.
¿Ha bailado un chotis?: No, pero me encanta ver a los viejos bailarlos en Youtube. Son los que lo hacen bien [ríe].
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad?: Que no existen los extranjeros. Yo nací en Ceuta, pero desde que me presenté aquí me he convertido en madrileño.
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