Agustín Jiménez: «Intento que la gente se quite un poco los vicios y entienda que la comedia es un arte»
AGUSTÍN JIMÉNEZ
Actor y humorista

Agustín Jiménez (Cáceres, 1970) es uno de los humoristas más respetados y prolíficos del panorama nacional. Tras más de 20 años haciendo reír con sus monólogos, viñetas y apariciones televisivas, el cómico vuelve a las tablas del Teatro Amaya para presentar La cena de los idiotas. En esta adaptación, dirigida por Josema Yuste y coprotagonizada por Juanra Bonet y David Fernández, interpreta al ‘idiota’ señor Piñón. La función estará disponible de jueves a domingo hasta el 30 de abril. Además, hemos podido charlar con él acerca de su curso de comedia Método Agustín Jiménez, donde enseña técnicas humorísticas a cómicos principiantes.
Vuelve a repetir personaje en esta nueva entrega de La cena de los idiotas. ¿Qué significa el señor Piñón para usted y a qué se debe esta larga relación con él?
Los actores y las actrices, cuando buscamos personajes, sacamos parte de nosotros y él es una parte que recuperé de mí. Yo venía de haber hecho en televisión de macarra. Yo he robado en televisión en muchos sitios: 7 vidas, Aída… y creo que hay una parte que también tengo. Una parte más tierna, más dulce, aunque se me conoce por el otro lado. Y de ahí nació Piñón.
Para mí fue un cambio, fue volver a la vida del teatro. Yo siempre he sido actor, desde los 15 años hasta los 30. En los 30 hice monólogos, a los 30 y pico volví y desde entonces no he parado. Fue la demostración también a cierto sector de la profesión de que era actor.
Piñón necesita muchos matices para no caer en la idiotez «porque sí» y para trabajar en la bondad con la comedia, que es una cosa muy complicada. Parece que la comedia es mala y canalla, pero hay una parte de bondad que a la vez revuelve. Por eso digo, son muchos elementos que a mí me interesan como comediante para trabajar.
¿Qué diferencias encontrarán los espectadores de pasadas ediciones y temporadas con este nuevo reparto?
Lo que ocurre aquí es algo que se da muy pocas veces. ¿Sabes cuándo te dicen que la vida te va a pagar de alguna manera tu trabajo? En este caso está ocurriendo. Me han pagado con estos compañeros. Yo estoy ahora mismo en un estado de agradecimiento, porque tengo a Juanra Bonet y a David Fernández, que son dos personas que entienden perfectamente la comedia más actual. Son sarcásticos y tienen una capacidad para comprender los límites, que es lo que necesita muchas veces el espectador.
«Hay un momento donde te sentirás culpable de haberte reído tanto»
El espectador no puede venir a ver cuñadismos, en nuestra obra digo. No puede venir a ver un humor que ya se haya hecho. Sí crees que va por un camino, pero nosotros siempre vamos a ahondar mucho más. Y luego, también la gente entiende una base de la comedia que estamos dando, que es muy clásica. Trabajamos mucho los clásicos porque no queremos que se pierdan. Cuando digo clásicos me refiero a la antigua comedia del arte, a los payasos augustos, contra-augustos. Es importante recuperar esas cosas para mucha gente que está acostumbrada a otro tipo de humor más chuzo y vacío.
En nuestro caso hay una profundidad, una intelectualidad. Cuando veas la obra, dirás: «ostras, me ha tocado». De hecho, hay un momento donde te sentirás culpable de haberte reído tanto. Eso es lo bonito.
¿Cómo se interpretar al señor Piñón?
Te tienes que peinar a raya y ya está [ríe]. Se tiene que actuar sin ser idiota. Realmente hay que evitar caer en el infantilismo. Lo que ocurre y lo que le decimos a la gente es que, si a ti te invitan a un sitio al que no perteneces o al que nunca has ido, intentas agradar, te pones nervioso y pareces idiota. Pero también hay una fábula. Ten en cuenta que Carlos, el personaje que interpreta Juanra Bonet, es una persona que se ha burlado de idiotas toda su vida. Con lo cual, lo que ocurre esta noche es la venganza de estos idiotas.

Juanra Bonet, Agustín Jiménez y David Fernández. / ERM
Las películas y las obras de teatro son los momentos que escogemos más sublimes de cualquier personaje. En este caso, lo que escogemos es la gran venganza. Piñón es un superhéroe que se vengará de todos los idiotas. Hay un momento que me gusta mucho en la obra, no es spoiler. Es una reflexión que hace Carlos (Juanra Bonet), cuando dice: «dios mío, es el campeón del mundo». Esa frase me encanta, porque realmente es imparable. Es una fuerza de la naturaleza y lo veréis. Es una obra que requiere mucha agilidad mental y física.
¿Prefiere la película francesa o la versión americana?
La francesa me gustó por su estructura. De la americana solo me hace gracia la cena y los personajes que hay allí. Creo que hay una espiritista de animales muertos que me hace mucha gracia. Steve Carrell me gusta mucho el personaje que hizo en The Office. Creo que lo elevó a un lugar muy interesante.
Yo realmente creo que he seguido un método muy británico de coger mosaicos de distintos lugares. He cogido cierta inocencia de la infancia y cierta cosa de los funcionarios. No estoy diciendo que los funcionarios sean idiotas [ríe], pero sí esta cosa medida que tiene el hombre de trabajar, porque es un funcionario de Hacienda (Piñón). Yo creo que Francis Veber lo escribió como venganza. Incluso algún gesto de alguien. A partir de un gesto deshilachas un personaje. Creo que vi a alguien un día preguntando una cosa muy absurda y dije: «esto es Piñón».
«La comedia es como un género musical. Tiene ritmo, pausa, tono… Todas esas cosas que tiene la música»
Es como lo de las embarazadas que ven otras embarazadas. Cuando estás haciendo de idiota vas buscando perfiles. Pero en mi caso, como es un personaje que ya tienes dentro, en cualquier momento aparece. Lo que hizo Jacques Villeret es una maravilla, pero es que tenía un físico… Casi parecía un personaje salido de un cuento.
También lleva un tiempo impartiendo un curso para aprender a hablar en público y mejorar como cómico llamado Método Agustín Jiménez. Para muchos, la comedia es algo que no se puede enseñar, es algo que se tiene o no se tiene. ¿Cómo se ofrecen técnicas tan intrínsecas o aparentemente naturales?
No tienes que enseñar a ser gracioso. Lo que hacemos es limpiar lo que adquirimos de otras familias. Nos relacionamos siempre con comedia, a través de un chistecillo para empezar una conversación. Pero siempre lo adquirimos, no creamos nueva comedia ni nuevos estilos. Yo lo que intento es que la gente se quite un poco los vicios y entienda que la comedia es un arte. Parece como una casualidad, como una gracieta… La comedia es como un género musical. Tiene ritmo, pausa, tono… Todas esas cosas que tiene la música. Y si lo vuelves a hacer, la gente volverá a verte el mismo monólogo.

Agustín Jiménez y David Fernández en mitad de la función. / ERM
A mí me ha pasado que hay monólogos míos que se vuelven a ver porque es una estructura musical, como una canción. Lo vuelves a ver porque hay algo ahí. También hay mucho subtexto o hay gestos también que secundan lo que estás hablando, pero de otra manera. Eso le intento decir a la gente. Intento explicarles también que no es solo el texto. Una de las cosas que digo es «ponte a escribir cuando tengas algo que escribir.» No es escribir un texto, es más bien tener rutina, ver, buscar y aprender otras cosas. Lo que hablamos en el método es que la gente se documente, que la gente lea. Muchas veces nos quedamos con una primera lectura y los chistes al final son siempre de lo mismo: protuberancias, orificios y estertores. Hay que avanzar.
Las doce campanadas
Sitio más bonito de Madrid: El Escorial y la Sierra de Madrid me gustan mucho.
Una tarde cultural en: Cualquier museo, menos al Museo de Cera.
Un lugar para comer bien: La casa de mi madre. Mi madre cocina muy, muy bien, mi hermana hace muy buenos postres y mi padre retira la mesa muy rápido.
Su monumento preferido: El monumento del Ángel Caído del parque del Retiro, que está, curiosamente, a 666 metros por encima del nivel del mar. Me encanta decir esto porque se asusta todo el mundo.
¿Se ha comido alguna vez las uvas en la Puerta del Sol?: No. Ni tampoco me he comido nunca las doce uvas. Es que las hacen muy gordas.
Un plato, alimento o producto madrileño: Los callos. Unos callos bien hechos…
Una calle: La calle San Mateo, porque allí hay una tienda, Magia Estudio se llama. A los 14 años fue la primera vez que compré magia allí y siempre que paso por San Mateo me ilusiona.
Sitio desconocido de Madrid al que llevarías a un extranjero: Yo le llevaría al Museo de Cera para jugar al Quién es Quién.
Canción que te recuerde a Madrid: Obviamente, Pongamos que hablo de Madrid, de Sabina. Es muy bonito en esa canción cuando comienza diciendo: «A una ciudad invivible, pero insustituible».
¿Cibeles, Neptuno, u otra fuente para los triunfos deportivos?: Voy a decir Neptuno, pero no porque sea del Atleti, sino porque me metí dentro una noche. Lo reconozco.
¿Ha bailado un chotis?: ¡Sí, claro! Y he hablado con acento castizo. De hecho, yo toco chotis con mi organillo.
¿Qué tiene Madrid que no tiene otra ciudad?: Yo creo que es la forma de acoger a la gente.
KILÓMETRO 0


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